miércoles, 29 de febrero de 2012

El gobierno sin palabras ante la tragedia







En la noche de hoy un grupo de personas que perdieron a sus familiares en la tragedia del tren en la estación 11 de septiembre, el pasado miércoles marcharon y se concentraron en la plaza de la República para exigir justicia por el accidente provocado por un tren que dejó 51 muertos y 703 heridos.

Este fue el acto que tuvo repercusión en los medios, pero el mismo cronista mientras salía en un móvil en vivo aclaró que otro grupo de familiares había resuelto marchar hasta Plaza de Mayo, ubicada frente a la Casa Rosada, sede del gobierno ejecutivo nacional para exigir justicia y  el esclarecimiento del accidente del ramal Sarmiento.

En diversos programas de televisión de corte político, se pudo ver a familiares de las víctimas del accidente provocado por el tren expresar su enojo por la desidia que manifestó el gobierno desde que ocurrió la tragedia, la poca capacidad para manejar una situación de crisis,  cómo eludió las responsabilidades que le correspondían, ya que el gobierno fue el que le cedió la concesión del servicio de transporte ferroviario a la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA).

Lo que enervó a la ciudadanía fueron la inacción, la pasividad, la inoperacia que es típica respuesta de un gobierno que se instaló gracias a una reelección y que se echó a dormir. A la editora de este blog, no le sorprendió que desde el gobierno, no respondieran a los requerimientos de las víctimas, de los familiares, desde los medios de comunicación porque los Kirchner nunca supieron manejarse bien con  la opinión pública ante situaciones de tensión, tragedia o represión. Los ejemplos recientes que podemos mencionar son: los ex combatientes de Malvinas cuando cortaron la avenida 9 de julio dos semanas atrás; la represión en Catamarca por la   oposición de los vecinos a la explotación minera y más lejos en el tiempo, en mayo pasado cuando delegaciones de docentes de Santa Cruz fueron echados del Ministerio de Trabajo y dispersados en una manifestación que se desarrolló en la Avenida de Mayo.

Las palabras emitidas por el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi,  fueron desafortunadas y desubicadas, emitidas dentro de un contexto de dolor, pérdida de familiares y un servicio de transporte que cada vez es más deficitario. El servicio a pesar de estar subsidiado por el gobierno, es lastimoso.

La presidenta tardó demasiado en pronunciarse respecto al accidente ocurrido hace una semana atrás. Cuando los medios de comunicación, los expertos, los legisladores que venían advirtiendo tiempo atrás, sobre el decadente estado del transporte público y los cuantiosos subsidios que el gobierno continuaba otorgando a la empresa TBA, el gobierno no hizo nada y continuó "premiando" a esa empresa.

Es un mal hábito que han tenido los Kirchner en el poder, de no salir a hablar de manera espontánea, ya sea en conferencia de prensa o en cadena nacional, ante tragedias como la del boliche Cromagnon en la que fallecieron 194 personas ocurrida a fines de diciembre de 2004, cuando Néstor Kirchner era presidente. Ahora le tocó a la presidenta con la tragedia del Sarmiento y sólo se emitió un comunicado que fue difundido por los medios de comunicación.

Ante situaciones de crisis, los Kirchner no han sabido que decir, por momentos pareciera que la presidenta disocia su figura y su rol en dos partes: la presidenta que gobierna para los argentinos y que toma decisiones, que se hace presente cuando pasan cosas buenas y que se transmite por la cadena nacional sus logros; en cambio, cuando la tragedia salpica a la gestión, es mejor esconderse, aislarse como lo hizo la presidenta que partió de manera rauda hacia El Calafate, en la provincia de Santa Cruz.

La presidenta se olvidó, parece, de las muestras de cariño, comprensión y apoyo que recibió de tantos argentinos que por voluntad propia fueron a despedir a la  Casa Rosada al ex presidente Néstor Kirchner, su fallecido esposo.


MONTAJE INAUDITO

Ayer se conoció la decisión del gobierno de intervenir TBA por 15 días y ayer por la tarde en un acto en la Casa Rosada, la presidenta hizo subir al atril a Mónica Braña, una enfermera y militante del frente transversal que viajaba en el tren del accidente una semana atrás y que tuvo la valentía de ayudar a socorrer heridos de los vagones que descarrilaron en el accidente.

La puesta en escena de la presidenta junto a la enfermera no hace más que aseverar que por más que la presidenta desprecia a los medios, los necesita para difundir sus puestas en escena. La utilización de la mujer militante y el provecho que sacó la presidenta de este acto, deja entrever las prácticas llevadas a cabo por los kirchneristas: la división entre los amigos y los enemigos del gobierno. En ese grupo, "el amigo" fue la enfermera y el enemigo, los medios de comunicación que no advirtieron que Mónica, enfermera y militante del frente transversal estaba ayudando a las víctimas y no destacaron la labor de Mónica por no haberla entrevistado.

Queremos creer que Mónica ante todo es enfermera y que si en todo caso un canal de televisión hubiese levantado su testimonio, por su vocación al ejercicio de la enfermería y su ayuda al prójimo, en lo último que hubiese pensado era en mencionar su militancia.





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