lunes, 2 de abril de 2012

Una postal del britpot de los ´90





Live Forever, the raise and fall the britpop  es un documental muy bien realizado que compendia la historia del brit-pop. En este largometraje encontraremos las historias de las bandas que mayor repercusión tuvieron en la segunda mitad de la década del '90 en la industria musical del Reino Unido y cómo también atravesaron la política local por esos días,  relatadas por los propios protagonistas como Damon Albarn (ex Blur), los hermanos Gallagher (Oasis), incluidos algunos críticos de música que le dan el contexto histórico necesario para situarse en esa época.

Muchos, como yo, que han pasado la adolescencia a fines de los 90 y comienzo del segundo milenio saben de lo que estoy hablando.

Es sabido que los noventa fueron en parte del grunge en Estados Unidos - que definitivamente desplazó al metal-, y del brit pop en el Reino Unido, donde también está presente la política presentada por el contexto internacional de la Guerra del Golfo Pérsico en donde Estados Unidos fue un activo atacante en contra de Irak, y en cambio las sociedades tanto de Estados Unidos como del Reino Unido pidieron parcialidad en el conflicto, pero en este caso la política y la cultura fueron por caminos distintos. Es importante señalar que Argentina formó parte de la coalición de países que estaban de acuerdo con el ataque a Irak.

En el 2000 comenzó una nueva metamorfosis en la que aparecieron el trash y el nü metal liderado por bandas estadounidenses en su mayoría y en el 2001 tiraron abajo un símbolo perfecto del capitalismo, las Torres Gemelas (Twin Towers). Continuemos con la música. Un género tapa a otro y el dinero y las discográficas imponen pensando sólo en ganar dinero. La industria discográfica aún en los noventa puede decir que manejaba la consola de lo que realmente se tenía que escuchar. Luego, con la compra de la música online y la piratería (Napster) todo se fue desdibujando y grabar un disco comenzó a resultar complicado por los costos, por los contratos millonarios firmados con las bandas y por el poco margen de ganancias que obtenían las disqueras.

El documental muestra cómo en parte- este ensayo es la crítica final y global- algunas de las bandas que aparecen en él dando sus testimonios de lo glorioso o lo hipócrita que fueron los 90 descubrieron que fueron utilizados por la industria musical.

El cantante de Pulp, Jarvis Cocker cuenta con gran precisión que en los 90 vio la luz con la popularidad que adquirió junto a su grupo musical, pero que él ya venía haciendo música desde los ochenta y que el éxito fue efímero. Relató algo vinculado con sus sensaciones que tenían que ver con que en la década del 80 en Inglaterra estaba mal visto vivir de subsidios del gobierno y ser de la clase obrera y cómo en los 90, a partir del surgimiento de muchas bandas con orígenes de clase trabajadora, ese prejuicio se desdibujó.

Otro asunto que resulta interesante analizar fue la disputa real entre Blur y Oasis y las alimañas de los sellos discográficos por publicitar a su banda y haciendo su negocio también.  Blur, al mando de Damon Albarn (hoy Gorillaz) era un grupo considerado de clase media que se había formado en el sur de Londres, es decir chicos que no habían tenido que combinar estudios y trabajo, mientras que Oasis, liderada por los hermanos Gallagher, naturales de Manchester, hijos de un albañil y una empleada de limpieza con dos trabajos, ya habían tenido que elegir entre la educación y el trabajo.

                                   


                                







El documental presenta cómo la fama de los músicos de bandas como Oasis, fue funcional a la propaganda de la  buena política, en parte utilizados de manera muy audaz por los publicistas de Blair, por ejemplo, el día de las elecciones, Noel Gallagher participó de un cóctel en el que se reunieron los laboristas para esperar la victoria de Blair por encima de sus contrincantes, los tories (partido conservador) y su llegada a Downing Street (sede del gobierno inglés).



                                    







Muchas batallas se dieron en esa Inglaterra de los noventa y por eso apareció la rivalidad. Es muy interesante -tanto Albarn y Noel Gallagher- cuando relatan la disputa por la fecha para lanzar un single de ambas bandas que se dio entre las discográficas, en la que ingresó la revista NME, que vendría a ser como la Rolling Stone de Estados Unidos. En ese momento, el testimonio de un crítico de música señaló que "eso no había pasado desde los tiempos de Los Beatles con los Rolling Stones". Es decir, desde los años sesenta.

El eje del documental está centrado en la disputa entre Blur y Oasis, mientras que un segundo plano aparecen los testimonios de integrantes de Massive Attack, Portishead, ambas bandas oriundas de Bristol, Pulp (Sheffield) y los escoceses de Primal Scream. Además se puede ver cómo subsiste una banda que aprovechó la buena época de Oasis para haber vivido haciendo sus covers, incluso en esos años y haber sido sus perfectos imitadores.

En el documental también se puede ver la participación protagónica que tuvieron las drogas, principalmente la cocaína y cómo ese escenario de drogas no ayudó para nada en las bandas que no continuaron creando genialidades, de cómo muchos se confundieron con ello e hicieron discos que hoy juzgan como pobres, sin contenido o incluso vergonzoso, todo aparentemente, producto de la  presión que ejercieron las disqueras para obtener dinero, ya que tal vez percibían con razón- que el tiempo pasaba y que les quedaba poco tiempo de vida a esas bandas. Sin ningún problema, uno de los hermanos Gallagher admitió que Standing of the Shoulder of Giants fue el peor álbum de la banda y casualmente el que menos copias vendió, apenas tres millones.

Es elocuente cuando hacen referencia a Trainspotting, la película dirigida por Danny Boyle basada en la novela escrita por Irvine Welsh, en la que actuó Ewan McGregor. La banda sonora del filme fue armada por todas las bandas mencionadas en este post y que fueron aprovechadas gracias al furor de ventas en la década de 1990. Una película de culto en la que se exhibe a un grupo de jóvenes escoceses que no tiene perspectivas sobre el futuro, adictos a la heroína que no tienen ningún objetivo claro en sus vidas.

Como cierre, el documental presenta quienes sustituyeron al britpop y cómo -de manera lamentable- surgieron otros artistas, los reemplazantes, gracias a la industria discográfica. Tal vez valga la pena preguntarse si el final estrepitoso fue el resultado de las distintas adicciones que bloquearon el proceso productivo de discos con ritmos pegadizos y lindas letras que mostraban la abundancia de colores en una vida linda para ser vivida.

De esa manera, apareció en la escena musical británica, Robbie Williams con su balada Angels que batió todos los rankings de música y un grupo de teenagers (adolescentes) bautizado como S Club 8, que acá no llegó a ser conocido en forma masiva, pero que si fue el producto homogéneo del cual se desprendieron varias réplicas de los realities de televisión que se dedicaron a escoger los más virtuosos e impactantes integrantes para conformar un grupo musical. Los ejemplos locales fueron las ex Bandana o los ex Mambrú. No me gusta tener que darles crédito, pero lamentablemente, a nivel local sirven para explicar el proceso de transformación y descomposición del britpop que ocurrió en Inglaterra.

Live Forever lo están presentando este mes por I-Sat.











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